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5.3.11

Fugaces encuentros de memorias desnudas

Mientras existan las quimeras farsantes de tu regreso en mi percepción, mientras que el tiempo esconda sus crudezas, mientras que los crujidos de las verdades hagan ruidos entre nuestras esquelas aromáticamente románticas , mientras que las cosas me dejen así, como a la deriva, mientras que seamos un “nosotros” ilusorio, mientras que el optimismo escolte a las memorias que no sirven nada más que para inventarnos una realidad ficticia, mientras que a vos te guste ese optimismo, y a mi mientras tanto me guste tu traslado, mientras que muchas de nuestras “promesas” (si si, entre comillas) se pasen su existencia colgadas de una soga o dándonos bofeteos, mientras que mis ojos se llenen de lágrimas o de odio, mientras que los tuyos se llenen de ignorancia, mientras que mi mente se congele y la tuya no exista, mientras que yo me convierta en un eucalipto, mientras que pasen los 21 de cada mes, mientras que vos te asustás de mí, mientras que yo me rio de tu miedo de quererme, mientras que lo que vos crees no es tan cierto, mientras que la angustia desaparece, mientras que mi querer no la acompaña, mientras que vuelan los momentos entre nosotros como mariposas que tienen solo un corto lapso de existencia, mientras que desfilan todas estas vicisitudes, yo te extraño, te extraño infrecuentemente, pero te extraño.
Entre estas treguas que son pudriciones y mi sinfín de cursilerías. Entre este cuerpo esquelético y un enjambre de luciérnagas que iluminan tu retirada. Entre el papel virtual y los días que pasan con derrames ácidos de recuerdos nuestros. Entre partículas microscópicas que quedaron de nuestro querer. Entre sueños reales y realidades que son sueños. Entre mi valor y el después. Entre tus silencios y mis ganas de gritar. Entre la inmovilidad que me produce pensarte. Entre el espectro que invento para tapar lo que sos y el espectro que inventas vos para que yo deje de inventarte. Entre las nubes y el piso. Entre las analogías y miles de instrucciones inevitables… ahora yo dinamizo. Dejo. Busco. Y además me pregunto ¿de dónde salió este querer inmoral y sempiterno ? De donde salieron las palabras que te regalé? De donde salieron las partículas amorosas que deje pegadas a tus ropas? Estaban debajo de las plantas de mis pies? Estaban entre las cantinelas silenciosas? Estaban en el aire, en el viento? Estaban hincándome, hincándonos? Estaban entre tus sabanas? Entre las mías? Y solamente encuentro respuestas tiradas en algún asfalto, chocadas, sangrientas, inmóviles, en estado de putrefacción. Y hasta a veces quiero que en algún momento vuelvan allí.




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